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domingo, 14 de abril de 2013

Cosa de niños


¿Cuánto puede llegar hacer una persona por amor? mil cosas ¿no creen? pero ahora se los pondré más interesante, ¿cuánto puede un psicópata?... mil y un cosas más, pero claro, no todas son buenas. La mayor preocupación de un psicópata es esconder todo lo que ha hecho, se debe de tener un buen disfraz, y no hay nada mejor que la misma vida te lo haya dado. ¿Quién podría pensar mal de un niño? digo, ¿qué es lo primero que piensas cuando ves a un niño? ¿Honestidad, inocencia, debilidad, imaginativo, dulce, tierno, incapaz de hacer algo malo? ¿Ahora me crees que es un buen disfraz?
Víctor, un niño de primero de primaria, estaba en la escuela, trataba de llamar la atención de su amigo Leonardo. Estaba a dos bancas delante de él, de su lado derecho. Leonardo era muy responsable, porque su mamá le regañaba y pegaba cada vez que recibía malas noticias de la escuela. Leonardo volteó una vez y vio a Víctor, él le sonrió pero Leonardo le pidió sin palabras que se calmara, no quería tener una llamada de atención. Bastante tenía su madre con ser madre joven soltera, no quería causarle problemas. Eso no detuvo a Víctor, procedió con mandarle una nota a su amigo, él la recibió, la leyó y la regresó. Víctor estaba ansioso en recibir la contestación, al tener la nota en su mano procedió a leerla, la nota decía:
-¿Sí puedo ir a tu casa esta tarde?-
-Sí, pero ya déjame en paz, sabes que me haría mi mamá si me regañan.-
Víctor sonrió al leer el “sí”. Todas las tardes se veían casa de Leo, pero hoy quería estar seguro si podía ir. Al acabar las clases esperaron a que la mamá de Leonardo llegara para que se fueran juntos a su casa. Todas las tardes se veían porque Víctor no tenía nada mejor que hacer en su casa. Sus padres habían muerto hace 4 meses. Los encontraron muertos en la cama, al parecer ambos habían tomado varias pastillas para dormir, que les dio una sobredosis. Los investigadores supusieron que había sido un suicidio grupal, o ambos habían decidido en matar al otro el mismo día y con la misma técnica. Era claro que esa pareja no era la más feliz, tenían muchos problemas. Fueron las únicas opciones, ya que nadie más había estado en esa casa más que ellos y su hijo.
Al llegar a la casa, la madre de Leo les preparó de comer, ambos comieron y empezaron a hacer sus deberes. La madre de Leo trabajaba de mañana y de noche, así que todas las tardes se iba a su dormir a su cama, ella tenía la costumbre de tomar pastillas para dormir. Cuando su madre se despidió de su hijo, para ir a dormir, Víctor pidió ir al baño. Regresó con Leo y al acabar sus deberes comenzaron a jugar. Pasaron las horas hasta que dieron las 9, la madre de Leo no bajaba para irse a trabajar. Era camarera en un bar, ocupaba cualquier trabajo para poder ganar más dinero. Leo se preocupó, pensó que su mamá se sentía enferma, así que decidió ir al cuarto de su madre para ver qué era lo que pasaba. Abrió la puerta y vio a su madre recostada en su cama, en seguida pensó que sólo se había quedado dormida, se acercó a ella y la movió para que se despertara. La llamó varias veces pero su mamá no mostraba señales de que estuviera reaccionando, procedió a moverla pero de igual manera su mamá no hacía absolutamente nada. Leo se espantó, su mamá no se movía, entonces dio un grito y llamó a Víctor. Víctor corrió hacía donde estaba su amigo, y cuando llegó vio a Leo con lágrimas en los ojos, corriendo bajo sus mejillas. Víctor lo abrazó y le preguntó qué pasaba. Leo, entre tanto llanto, sólo podía pronunciar “mi mamá”. Víctor fue hacía la madre muerta en la cama y sólo le acarició la cabeza, se acercó al oído de la señora y le dijo: -Me toca cuidarlo, usted ya ha hecho suficiente-.
Leo sólo escuchó susurros, así que preguntó a Víctor qué estaba diciendo a su madre. Víctor ignoró su pregunta y le dijo a Leo que debían irse de esa casa. Leo no quería y decía que no, pero Víctor le reclamaba con que sería lo mejor, que su madre no iba a despertar en un largo tiempo. Leo al final accedió pero antes de irse le sugirió a Víctor llamar a la policía, su madre siempre le decía a Leo que si algo malo sucedía que llamara a la policía, ellos sabrían qué hacer. Víctor accedió y fue por el teléfono. Regresó con su amigo y se lo dio para que llamara. Leo le contó todo lo que había sucedido y les dio su dirección, por suerte Leo se la había aprendido para estos casos. Al colgar el policía les dijo que no se movieran pero Víctor le repitió a Leo que tenían que irse, que no podían estar ahí. Leo tenía mucho miedo, y comenzó a llorar otra vez. Víctor se acercó a él y lo abrazó. Le pidió que no llorara más, y le dijo que se iban a quedar. Leo comentó que tenía mucho miedo, entonces Víctor lo abrazó aún más. La policía no tardó mucho en llegar, al final era una ciudad pequeña, y la central policíaca no quedaba lejos. Al escuchar las sirenas Leo se asustó, Víctor al captar su reacción le dio un beso en la mejilla y le dijo que se calmara. Leo hizo caso y se acomodó en los brazos de su amigo. De repente escucharon la puerta tocar, Víctor dejo a su amigo sentado en un sillón y fue a abrir. En cuanto la puerta se abrió, tres policías entraron; uno de ellos preguntó dónde se encontraba la madre, Víctor apuntó hacía la recamara de la señora y dos de los policías se alistaron para entrar al cuarto. El tercer policía se quedó con Víctor, y comenzó a hacerle preguntas. Víctor le pidió que esperara, caminó hacía donde estaba Leo y lo agarró de la mano. Ambos caminaron hacía donde estaba el policía y se quedaron parados. Víctor apretó la mano de su amigo y, mientras el policía les preguntaba, le susurró al oído: 
-Al fin estaremos juntos- y le dio un beso en la mejilla. 

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